Historia de una idea

Todo surge de una reflexión basada en el desarrollo cotidiano de mi labor profesional con niños y sus familias de origen, tanto en mi consulta como en los centros escolares.

Surge de la extendida creencia de que “educar es muy difícil”: la dificultad se centra en tener una cierta garantía sobre si estamos actuando de manera correcta con nuestros hijos: ¿lo estaremos haciendo bien? ¿Dónde está el manual de instrucciones?

Partiendo de estas reflexiones llegamos a la conclusión de que no existe un lugar físico definido por y para la formación en la educación familiar básica. Ni siquiera nos exigen una edad mínima, ni una preparación previa… ¿todo vale? ¿Quién asume luego las consecuencias de un posible fracaso?

¿Por qué no lanzar la idea de un Carnet para Padres? Del mismo modo que nos exigen carnets para casi todo, ¿sería viable la implantación de un Carnet adaptado a estas poco atendidas circunstancias? Siempre, partiendo del respeto al derecho que nos otorga la constitución Española respecto a la libertad individual de formar una familia; y no, ¡No es un Carnet para Padres!, es un proceso de formación y educación, lo otro sería banalizar algo tan sensible y trascendente como es la educación de nuestros hijos/as.

¿Si hemos pasado en poco tiempo de familias numerosas a familias reducidas, y disponemos de una “flamante” red de recursos socio-sanitarios? ¿Por qué resulta tan contundente la expresión de que “educar es muy difícil”?

Autoescuela para Padres se posiciona como un recurso para aquellas familias que “funcionan” adecuadamente, pero que sienten la necesidad de mejorar y profundizar en los procesos de educación de todos sus miembros; además ayuda a acercar la psicopedagogía a un gran sector de la población que aún presenta grandes resistencias a la hora de buscar ayuda profesional ante las dificultades y obstáculos propios del formar y crecer como núcleo familiar. Facilita el proceso de formación desmitificando la idea de “ir al psicólogo”.

A partir de la concreción de la idea original como un “híbrido entre una autoescuela tradicional y un gabinete de psicología”, surge la variación de cambiar el vehículo de motor por la bicicleta, adaptando la imagen del proyecto a una coherencia con sus formas y contenidos: emociones, familiaridad, sostenibilidad, ocio en familia…

Resume en un proceso conocido universalmente, la esencia de la necesidad de capacitarnos para algo tan importante como “conducir” el futuro de nuestros hijos con la seguridad y confianza que se merece.

¿Damos un paseo?

Luis Aretio
Director de Grupo Educo

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