Los pensamientos negativos automáticos. La Teoría del Moco.

Los pensamientos negativos automáticos nos producen miedo, algunos incluso pánico; nos hacen sentir inseguros, distantes, indecisos, pero sobre todo nos provocan un permanente monólogo de reproches, de mensajes desadaptativos que incluso llaman a la puerta de patologías más severas: cuadros depresivos, neurosis, psicosis… Son los parias de nuestro cerebro, pero caemos con demasiada facilidad en sus trampas, en sus seductores mensajes negativos, y no, no es fácil ni es simple aprender a manejarlos, más bien somos manejados por ellos.

Aparecen sin avisar, sin motivo aparente, como si fuera el titular de un periódico que lanza la noticia en primera plana anunciando catástrofes personales, confirmando que nuestras inseguridades siguen tal cual al pié de la rutina; nos hacen dudar de nuestras decisiones, de las importantes y de las menos trascendentes, nos trasladan a un mundo de incertidumbres y conjeturas donde lo único real es la emoción negativa que poco a poco lo impregna todo vistiendo la realidad con un triste manto oscuro y doloso.

Scary eyes of a man spying through a hole in the wall

Tienen unos orígenes espontáneos y más bien traicioneros; vienen siempre acompañados de etiquetas autobiográficas pesadas y negativas, son una carga incómoda y difícil de sobrellevar. Frases hechas del tipo “debería haber hecho…”, “nada me sale bien…”, “no voy a poder cambiar nunca…”, “siempre me pasa lo mismo…” etc., nos empujan y nos hacen sentir cada vez más pequeños, nos invitan a desplegar conductas de evitación para tratar de esquivar nuestros propios miedos.

¿Qué podemos hacer?

Por un lado aprender a identificarlos, son pensamientos recurrentes y repetitivos, nos hacen sentir emocionalmente incómodos y determinan nuestra conducta impregnándola de reproches inútiles a veces incluso ofensivos para nosotros mismos. Es un displacer que no tiene ningún sentido, pero que no nos deja en paz, es un ruido constante en nuestro día a día.

Por otro lado, entendiendo que la conducta es el resultado de nuestros estados emocionales, y sabiendo que nuestras emociones nacen de nuestros pensamientos… ¿Por qué le damos tanta credibilidad a todo lo que pensamos? Si de repente aparece un pensamiento negativo, obviamente provocará la emoción negativa correspondiente que a su vez nos condiciona cualquier decisión posterior. Si hacemos balance en ese momento… el resultado será siempre negativo, es decir, que no es el momento de empeñarnos en querer sacar conclusiones sino de aceptar que hemos sido invadidos por un pensamiento automático negativo, y estando así lo más lógico es sentirnos mal, o simplemente no bien.

Pero… ¿Cómo hacerlo?

Deberíamos cambiar nuestra colección de auto reproches reforzando nuestra objetividad, saliendo de nuestro propio esquema para poder tener una imagen real de lo que nos está pasando. La realidad no es precisamente lo que en ese momento de malestar estamos sintiendo o percibiendo, este momento es más bien una distorsión subjetiva y muy incómoda. No es sencillo pero es muy eficaz, se trata de aceptar el pensamiento negativo e “invitarle” a que nos deje seguir haciendo aquello que queríamos hacer antes de su interrupción:  «entiendo que aparezcas, pero siéntate aquí conmigo que ahora estoy viendo una película, gracias”… algo así; aceptar que aparezca, no perder la calma, y luego seguir con lo que estábamos… es sólo un pensamiento, sólo tiene el poder que le queramos dar, no más. Si nos quedamos dándole vueltas al pensamiento terminaremos “rallados” o agobiados, sin duda.

La «Teoría del Moco».

Un ejemplo muy gráfico, aunque un poco soez, es comparar la aparición de los pensamientos negativos como cuando estornudamos y expulsamos mocos porque estamos resfriados… ¿Qué haces? ¿Te quedas mirando su forma, su textura, su color,…? ¿A que no? Pues con los pensamientos negativos automáticos podemos hacer lo mismo que hacemos con los mocos, ni mirarlos… y tirarlos a la papelera inmediatamente. Los mocos aparecen porque estamos resfriados, pues eso, sabemos por qué aparecen, los aceptamos y tal cual aparecen los quitamos del medio. Hagamos lo mismo con los pensamientos más molestos, son automáticos con lo cual no los podemos controlar, simplemente aparecen, así que no perdamos el tiempo ni la calma tratando que desaparezcan porque no lo van a hacer; sabemos que sólo se mantendrán si te quedas mirando su forma… su textura… su color…, y tú eres quien decide si quieres prestarles toda tu atención o si por el contrario, “estornudas” y los tiras a la papelera.

¡Salud!

Luis Aretio

 

 

15 comentarios en «Los pensamientos negativos automáticos. La Teoría del Moco.»

    1. Bravo sembradora de pensamientos, quien siembra cosecha, está claro. La teoría del moco la aprendi en una consulta de un psiquiatra hace muchos años y a pesar de lo «pegajosa» me resulta muy adecuada para comparar mocos con pensamientos negativos.

  1. Por lo general soy bastante optimista y no tengo pensamientos negativos en lo que se refiere a mi vida, pero con frecuencia me invaden los miedos por mis hijos y ésto no sólo no puedo evitarlo sino que van aumentando

    1. Ahora toca practicar con el «lanzamiento libre de pañuelos» a la papelera…y punto. Eres tú quien decide qué hacer con tus pensamientos… y con tus mocos 🙂
      Gracias por dejar tu comentario Clara,vuelve cuando quieras.

  2. Jajaja. Mancantao! Menudo resfriado mental tengo yo ahora mismo, no paro de estornudar!, voy a sacar mi caja de clinex y a limpiarme estos mocazos…espera…que los contemplo un rato, verdes, pegagosos y viscosos ..si es que me gusta recochinearme, soy tremenda! Gracias Luis, me viene esto como anillo al dedo! Brutal!

  3. LUIS es sencillamente sublime.
    Justo lo que necesitaba en éste momento «divorcio» que estoy viviendo.
    Muchas gracias. No olvidaré la teoría del moco. Genial!!!!

    1. Gracias Chus, espero que el «resfriado» te dure lo preciso, que de todo se sale. Me alegro que lo veas tan útil. Hay que ir practicando con el lanzamiento de pañuelos a la papelera, pero ya verás como cada vez resulta más fácil y más amable.

  4. Me ha encantado el artículo y estoy de acuerdo que podemos compensar los pensamientos negativos con otros positivos. Mi hermana pequeña me regaló el frasco de la felicidad donde introduzco un papelito a diario donde escribo algo bueno que me haya pasado durante ese día. ¿Y sabe qué? Tengo un montón de papelitos ya. Un abrazo virtual pero de los otros, de momento, no podemos. jejejeje

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