Unas vacaciones muy normales, gracias.

Hemos tenido ¿suerte? No había plazas disponibles en ningún resort de España, islas incluidas, a un precio razonable claro. El caso es que nos hemos visto ¿obligados? a vacacionar en un hotel muy normal, rodeados de personas muy normales, con un menú muy normal y con una oferta para niños casi inexistente por lo normal que era todo.

Tan normal que hemos hecho cosas de lo más normales, como pasar todo el día juntos en la piscina, en la playa, paseando, jugando o buceando; nada de espectáculos metafísicos que te transportan a mundos irreales de fantasía, nada de guarderías tipo mini club para niños donde aparcarlos toda la mañana y/o tarde. Nada de actividades o competiciones acuáticas ni terrenales donde exhibir el compendio de habilidades para que por la noche le den un diploma a tu hija por haber sido ¿la mejor?

Nada de todo esto, y seguimos vivos, y mi hija ha disfrutado como una jabata de todo el tiempo junto a sus padres. Todo muy normal.

No hemos ni tan siquiera realizado una excursión de esas que, o bien en barco o bien en tierra, te agasajan con una experiencia en la que te hacen sentir como debe sentirse un churro al salir al exterior: ahí va otro más; otro más que paga por sentirse feliz viendo delfines enjaulados o espectáculos de algún animal neurótico que ha tenido la mala fortuna de convertirse en el modelo de negocio de algún visitador de hoteles de temporada.

Todo muy normal, averías incluidas en los ascensores, en la piscina y en los motores; un día nos quedamos sin agua durante tres horas. Todo muy normal, hasta las amistades de verano que hacemos a través de nuestros hijos. ¡Con qué desdén se profesan amistad eterna en apenas una tarde en la piscina! “Papá, tenemos que ir a Barcelona, a Bilbao y a Madrid”. “Claro que si cariño”. “Papá, tenemos que ir a visitar a mis amigas, que me han dicho que ellas también van a venir a Sevilla a verme”. “Claro que sí cariño, claro que sí”.

Todo muy normal… gracias.

No es magia, es educación.

Luis Aretio

6 comentarios en «Unas vacaciones muy normales, gracias.»

  1. Mejor imposible!!!! Para mi, que hace un mes me han operado de urgencias por una hernia en la espalda que casi me deja coja, tus vacaciones «normales» son un lujo… Y es que sí, estar y disfrutar en familia es el mejor lujo de unas vacaciones, sean dónde sean!!! Sobre todo porque la dedicación que me damos a nuestros hijos durante las misma, es lo que más aprecian ellos, incluso aunque estén haciendo de enfermer@s!!! Jajaaaaa….

  2. Bravo por esas vacaciones tan «normales». Mis padres dedicaron sus vacaciones en mi infancia a que tuvieran esa normalidad, y nunca lo olvidaré, como estoy seguro de que tampoco lo hará vuestra hija.
    Tenemos el convencimiento de que dedicar nuestro tiempo a nuestros hijos es el mayor tesoro que podemos darles… Permanecer en su recuerdo será el mayor legado que puedo imaginar.

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