La conducta: no es lo que se ve, es lo que no se ve.

Detrás de toda conducta hay una emoción que la sostiene, desencadena o motiva, eso es indiscutible, salvo en los casos de conductas reflejas primitivas donde la emoción no aparece hasta pasada la acción refleja. Sin la emoción, la conducta no es nada.

Toda conducta está dirigida a una meta.

Nada es casualidad, todo lo que hacemos las personas es por algo y para algo; como diría Freud, hasta los lapsus tienen su sentido, las equivocaciones incluso las omisiones, serían también intencionadas.

Nada es casualidad cuando un niño ¿decide? portarse mal; detrás hay un compendio de emociones que nos quieren trasladar a través de su conducta a los que estamos en su entorno inmediato, habitualmente madres, padres y docentes, que somos con quienes pasan la mayor parte del tiempo. ¿Qué les ofrecemos ante una conducta difícil? Normalmente ofrecemos castigos, amenazas, reprimendas, levantamos la voz,…es decir, aumentamos el malestar emocional desencadenante de la conducta, es decir, nos quedamos en la superficie sin aportar enseñanza alguna.

La conducta es un síntoma.

Imagen1 La conducta es la parte visible del iceberg que somos las personas. La parte sumergida permite que se entienda el “por qué actuamos como actuamos”, pero solo es eso, solo es lo que se ve. Nuestros hijos son portadores de síntomas, y cuando vemos actitudes o comportamientos no deseables, procedemos a querer extirpar aquello que nos molesta, sobre todo aquello que nos recuerda a nosotros mismos; ver errores propios en nuestros hijos nos enoja e incluso desorienta a la hora de educar.

Los síntomas no deben ser el foco de nuestro punto de mira, debemos centrar nuestras intervenciones en las causas (emociones) que los originan, pero como en la medicina tradicional, perseguimos sólo calmar el malestar, no solucionar el problema o el origen del mismo. Por tanto, un síntoma amortiguado o camuflado en intervenciones superficiales, volverá a aparecer con otra característica o conducta similar pues el desencadenante emocional no ha sido tenido en cuenta, no ha sido resuelto sino desplazado.

Perseguimos conductas ignorando las emociones, y claro, así se entiende esa frase tan extendida como equivocada de que “educar es muy difícil”. Permítanme decir que no, si acaso educar es cansado por continuado y sacrificado, pero no difícil.

No es magia, es educación.

Luis Aretio

2 comentarios en «La conducta: no es lo que se ve, es lo que no se ve.»

  1. Es muy complicado llegar al hilo conductor de las emociones que se generan ante un caso determinado. Solamente mediante la observación, observación y observación seremos capaces de intuir o acercarnos a él. Cuando tenemos tiempo consciente para observar?… En fin sin duda alguna es educación y no magia. Gracias por compartir siempre y hacérnoslo cada día más fácil. Abrazo de iceberg

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