Alas de ángel. La otra mirada del cáncer.

Entre el amor y dolor: Carta de un niño a sus padres el día después del diagnóstico. 

Cuando vivir duele por injusto, cuando la rabia alcanza su cota más alta; cuando la frustración te rompe el alma en pedazos de tristeza que jamás hubieras imaginado… ni en el peor de tus días.

Abrázame fuerte mamá, que no quiero sentirme solo, que yo no siento miedo si tú no lo tienes, y hoy lo veo en tus ojos, porque tu mirada está rota desde ayer. Te he escuchado llorar en el baño, en la cocina y en el coche… cuando crees que no te veo, pero ¿sabes qué?, yo te veo con otros ojos que tú no ves, yo escucho tu voz desde lo más profundo de tu alma; porque de algo nos tiene que servir haber estado tan pegaditos esos maravillosos nueve meses. Mamá… hay cosas, más de las que piensas, que no se dicen porque no hace falta. Ojalá pudiese volver cada noche a sentirme dentro de ti para que ese momento fuera calma, y poner nuestros corazones a latir al mismo ritmo y con las mismas ganas.

Dame tu mano papá, porque hoy tu mirada se ha roto, lo sé; sé lo que intentas cuando pones esa cara tuya de “no pasa nada”, pero esta mañana al salir del hospital, sin hablar me gritabas una y mil veces “cariño no me mires que estoy muy asustado”. No nos miremos más así papá; ni tú ni mamá ni yo somos médicos, pero seguro que vamos a aprender mucho los tres en esta nueva etapa. Haremos experimentos hasta dar con la pócima que nos cure esto que hoy nos duele y dejaremos que los médicos hagan el resto, que juntos haremos un ungüento mezclando caricias y nuestras mejores carcajadas, esas que tú siempre me arrancas.

Todo es como un sueño, como una nube que parada en el tiempo siempre parece estar lista para descargar sus lágrimas; da igual donde estemos, porque la nube la llevamos en el alma. Sé que algo está pasando, algo que me está pasando a mí, y no sabéis cómo decirme eso que siento que os ahoga todo el día la garganta.

¿Por qué no cambiamos juntos las miradas?

Miradas de esperanza, de alegría, de duda y de dolor; miradas con la complicidad de una sonrisa y la nostalgia de una lágrima. Nada ni nadie nos hará soñar como sólo nosotros sabemos, porque nuestros deseos son alas de ángel y compartimos mucho más que un mismo cielo.

Mamá, Papá, esto no puede ser de otra forma que coleccionar juntos emociones y pegarlas en nuestro álbum de colores, ese que guarda cada uno en algún lugar del corazón; y como en el frigorífico ya no caben más chorradas mías, podemos elegir un lugar de la casa donde poder dibujar allí todo lo que nos pasa, lo bueno y lo regulín-regulán, que no todo va a ser fácil, pero juntos sabremos encontrar esa mirada con la que ver el mundo desde todo lo que tenemos y no solo desde lo que nos falta.

Miradas de comprensión y de empatía, porque en el cole estuvimos un día estudiando que hay niños que no tienen ni si quiera hospitales, ni medicinas ni nada; nosotros tenemos muchas más ventajas que ellos, tenemos de todo, hasta máquinas que nos curan lanzando rayos láser como en las pelis, y eso mola, creo que en eso tenemos mucha más suerte que muchos niños que no tienen nada de nada, ni siquiera a sus padres.

Miradas de errores, de aciertos y de ganas. Miradas de dolor físico… y de dolor del alma. Miradas de “he metido la pata y quiero que la tierra me trague”. ¿Por qué no? Todos nos equivocamos, y no es fácil, nada fácil, manejar bien todos estos sentimientos sin que un día podamos meternos en un lío y luego no saber cómo se arregla eso; sólo somos niños, sólo eso, y las personas se perdonan, esa es la parte que permite que el mundo siga girando con todos y cada uno de nosotros dentro.

Miradas de amor y dolor en la cara de los abuelos, sé que sufren porque sienten mi mismo dolor, lo veo en sus caras. Lo bonito es que cuando estoy con ellos, hacen que aparezca la magia entre juegos y payasadas, y ese es nuestro secreto de piratas.

Miradas de arco iris, esas son las de mis amigos, las de “no sé qué hacer o qué decir…”. Que sí, que no te preocupes, que sé que es muy difícil hablar de todo en el cole, hacer preguntas de todo esto de que si me puedo morir y bla, bla, bla… Antes ni me lo planteaba, ahora un poco más, porque empiezo a entender qué es eso, pero entiendo que para los “demás” no es fácil.

La ventaja que tenemos los niños es que no tenemos el compromiso de quedar ni bien ni mal, nos ponemos a jugar y ya está… Me han dicho que si me canso que paramos y si hace falta cambiamos de juego. ¡Mis amigos son lo más!

Luis Aretio

7 comentarios en «Alas de ángel. La otra mirada del cáncer.»

  1. No sé que decir……….Luis siempre maravilloso, das en el corazón y en los recuerdos. LOS NIÑOS SON MARAVILLOSOS Y NO LLEGARE A ENTENDERLO NUNCA. POR QUÉ A ELLOS. ABRAZOS y buenas noches.

    1. Lo que contra natura es contra natura cae, eso no se podrá entender jamás; la vida, la única que tenemos no entiende de edad, ni de deseos, porque ante esto todos nos cambiaríamos por ellos con los ojos cerrados… y el alma abierta!

  2. Luis, ésta carta es la que con la mirada mi hijo me escribía cada nuevo amanecer… Consiguió «patearle el culo al cáncer» como le dijo un día su hermano. Pero hoy al leerla, porque todavía no me había atrevido a hacerlo, he vuelto a llorar recordando lo malo y por supuesto lo bueno de ésta horrible experiencia. Desde aquí me gustaría decirle a tus lectores que hay esperanza, que a veces es imposible creer, pero ocurre. Después de siete años viviendo con la angustia de que se volviera a reproducir, un oncólogo nuevo nos dijo que el diagnóstico original estaba equivocado y que mi hijo estaba curado del todo. Ahora él quiere estar en un nuevo proyecto del Hospital Niño Jesús, para compartir su experiencia con otros niños y padres y contarles lo bien que está y como lo superamos estando siempre unidos y pintando de colores cada nuevo amanecer…
    Gracias, eres extraordinario.

  3. Los niños son lo más, mucho más de lo que creemos y demasiadas veces los menospreciamos. Bravo, tu hijo tiene tanto dentro que tiene para dar y para repartir… y eso no es casualidad, eso se llaman valores… y eso… «es lo más».

  4. Que ratito he pasado!! Quizás porque he vivido algo parecido y todo lo que has escrito es una fotografía de lo que hace años tuvimos que pasar. Por otra parte tengo sentimientos encontrados porque, a veces, vivir algo así, es una forma de sumar a tu vida, de valorar las pequeñas cosas, de mirar a ti hija y sentir que las batallas se ganan cogidos de la mano y con una actitud conjunta de: yo quiero y puedo. Hoy ha sido como un Flashback, qu me ha venido genial. Gracias siempre!!

  5. Bravo Luis por mirar de frente estas experiencias que no siempre sabemos cómo afrontarlas. Gracias por mostrarnos tu sentir, por poner tu corazón en cada una de estas bonitas y a la vez duras palabras. Gracias amigo por tocar mi alma. Abrazos

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