Cincuenta veces no

No hagas eso, no te quejes, no digas nada, no pienses, no te relajes, no se te ocurra. No, negación volcada del error, rechazo de cuanto intentas y no alcanzas. No, laberinto de la razón tan necesario como innecesario, rechazado por representar la sobriedad de una realidad contraria y desaprobada.

No molestes, no decidas, no te resistas, no te enfrentes, no te rindas, no te esfuerces, no vengas. No, función sin escena y escenario del volver a empezar, ruido constante y estridente que de nada sirve recordar; pero lo transversal nos puede y gesticulamos con movimientos giratorios casi grotescos, aspavientos que cortan, que molestan, que desordenan.

No hables así, no te muevas, no repliques, no me exijas, no desistas, no pidas, no lo olvides. No, dirección de no retorno, soledad de lo molesto, resorte incontenible del fluir derecho. Invitado malogrado y malmirado, señalado por la dirección del lo siento. Sesgo torcido y perdido, tiempo de un lamento entre cansancio y olvido.

No subas, no bajes, no mires, no te canses, no me digas, no te enfades, no, no te enfades. Mirador de los susurros del miedo, sensación del quiero pero no puedo y aunque lo intento siempre termino en lamento. Resultado de lo que resta entre una suma y su imposible dividendo, reflejo de una decisión con tintes de arrepentimiento.

No comas así, no señales con el dedo, no cedas, no esperes, no rectifiques, no perdones. Sabotaje de cualquier abordaje, sedición de lo queda del reino, poder de joder las cosas en aras de otro intento. Sapiencia del necio y del ignorante. Novio del tampoco, del nunca y del nadie, negación flotante de todo cuanto se empieza, alambique de sabores amargos en su forma y color.

No, índole efervescente que nunca para y que nunca cesa. Exclamación que nos deja con cara de bobos o tal vez de idiotas. No, salto al vacío del no a todo y del no a nada. No, a veces también una cuestión simple de confianza. ¿No?

No es magia, es educación.

Luis Aretio

4 comentarios en «Cincuenta veces no»

  1. Cuánto aportas a la educación, Luis. Leerte es tomar dosis elevadas de enseñanza educativa, para aprender y reflexionar, ante esta gran y responsable tarea , que tenemos padres y maestros. Gracias!!

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