La Hucha del Tiempo: ganar megas ahorrando ocio.

Estamos en un momento de abuso absoluto de los juegos tecnológicos, y no son malos, todo lo contrario, lo que ocurre es que son muy difíciles de educar bien al crear tanta dependencia por las emociones implicadas en ese tipo de ocio: rivalidad, competitividad, poder,…pero sobre todo fascinación. Luchar todos los días para que no abusen es agotador, por eso he desarrollado esta sencilla idea, para que aprendamos todos a limitar, gestionar y variar su tiempo de ocio.

Hay muchas maneras de negociar y esta está basada en el trueque, en el ahorro, en el «gánate tu tiempo de pantallas a cambio de otras formas de ocio». Se trata de permitir el acceso al juego tecnológico compensándolo con el tiempo que le dedican a otras formas de entretenimiento. Algo así como “te cambio una hora de lectura por una hora de Tablet, o te cambio una hora de deporte por media hora de móvil” y a partir de ahí lo que nos queda es diversificar la oferta de actividades con las actividades que queremos que desarrollen más allá de las pantallas, que sea algo integrado en la rutina, algo más de lo mucho que es bueno para ellos, pero no lo único.

Se negocia en familia, se deja claro que sí, que queremos que jueguen con la consola o con los vídeos de YouTube, o con el móvil; ahora tenemos una horda de peque-blogueros que está creando una expectativa ridícula tanto en niños como en padres y madres, porque los hay quienes animan a sus hijos a continuar para así hacer buena caja de todo ello.

La hucha ha de ser vistosa, el modelo lo elegimos entre todos y que lo decoren ellos. Mejor utilizar una hucha transparente de plástico donde las horas se echen y se vean, y podemos usar pósits de colores, que sea todo muy visual. Verde dos horas, amarillo una hora y azul media hora, por ejemplo. O una tabla semanal dibujada en cartulina, o utilizar un calendario de pared, etc. Y a ahorrar, que vean que lo que queremos es que jueguen a todo tipo de juegos. Podemos priorizar las actividades que para cada familia son más importantes, o adaptarlas según el carácter de los niños o según sus intereses, pero lo importante es equilibrar el tiempo de juego.

Es fundamental ser perseverantes y demostrarles que tenemos claro lo que pretendemos. Si están en un momento de mucho abuso hay que ser conscientes de que al principio se van a quejar mucho y de mil maneras, pero si soportamos la oleada de conductas difíciles, que se supera en una semana, les habremos demostrado entre otras cosas, lo mucho que les queremos.

Jugar es imprescindible para el desarrollo y no se debería castigar a los niños sin poder jugar, es más, debemos hacer lo imposible -sobre todo con los más pequeños- para que en su rutina el juego sea una prioridad.

No es magia, es educación.

Luis Aretio

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