Los padres de hoy somos los hijos de ayer, y desde entonces hasta ahora hemos sido espectadores de cómo ha sedimentado en nosotros el miedo. Antes, hace treinta o cuarenta años, sentíamos un profundo miedo no sólo hacia nuestros padres, sino también hacia nuestros maestros, responsables todos de dotarnos de un respeto exquisito. Sigue leyendo La generación del miedo.
Categoría: Adolescencia
El acoso escolar y los niños sensibles.
“Aquí no te queremos. Que levante la mano quien quiera que se quede éste. Eso dijo el líder; y nadie, ni quien yo creía hasta ahora que era mi único amigo, nadie levantó la mano. Me dolió tanto que me quedé paralizado, disimulando no reaccionar, como si realmente no me importara, pero por dentro estaba echo polvo.
La adolescencia: una etiqueta injusta.
La adolescencia es sólo una etapa más del desarrollo que hemos estigmatizado y coronado de etiquetas. Con ellas los ninguneamos, los menospreciamos y los relegamos al plano de la incoherencia ignorando cualquier parecido con nuestra misma etapa vivida,y se nos olvida todo lo que hicimos pasar a nuestros padres porque en nuestro caso le otorgamos el posible acento de que “todo estaba justificado”. Sigue leyendo La adolescencia: una etiqueta injusta.
Nunca seremos iguales.
Somos diferentes porque sentimos diferente. La igualdad es un bulo, una quimera sin ningún sentido. El examen de lo importante se diluye entre dos bandos enzarzados por ver quién derrota la razón del otro. Sigue leyendo Nunca seremos iguales.
Te quiero, pero ni tú eres mía, ni yo soy tuyo.
Nos enseñan que querer es poder, pero no es así, ni mucho menos. Querer es dar y crecer, es valorar lo que nos ofrecen, es respetar que la otra persona tiene tantos o más derechos que tú, es entender la empatía como un hábito imprescindible, es aceptar que no todo lo que deseas es posible por el simple hecho de pretenderlo. Querer es vivir tu vida sin imponer nada a nadie.
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No prometas amor eterno, promete respeto.
Atrévete a querer a alguien cuando hayas aprendido a quererte tú; atrévete a levantar la voz en nombre de un merecido sentimiento. Tú, ejemplo de cuanto pretendes para ti y que debes sabes ofrecer. Tú, estado y resultado de la presencia de todo el cariño que la vida te ha regalado, sal al encuentro de ti mismo y vive como si todo y nada fuera contigo. Sigue leyendo No prometas amor eterno, promete respeto.
Le llamamos igualdad, pero es todo mentira.
Sí, dejemos de mentir más y sobre todo tan mal. Porque no sé qué duele más, si negar la mayor o no saber mentir. ¡Qué triste vida de machitos, qué pobre herencia la que hemos recibido y qué desolador ejemplo el que vamos a dejar! Sigue leyendo Le llamamos igualdad, pero es todo mentira.
La conducta: no es lo que se ve, es lo que no se ve.
Detrás de toda conducta hay una emoción que la sostiene, desencadena o motiva, eso es indiscutible, salvo en los casos de conductas reflejas primitivas donde la emoción no aparece hasta pasada la acción refleja. Sin la emoción, la conducta no es nada.
Toda conducta está dirigida a una meta.
Nada es casualidad, todo lo que hacemos las personas es por algo y para algo; como diría Freud, hasta los lapsus tienen su sentido, las equivocaciones incluso las omisiones, serían también intencionadas. Sigue leyendo La conducta: no es lo que se ve, es lo que no se ve.