De la generación del Yo a la generación del Ya.

La generación del Yo surgió de una generación abnegada, expuesta a los grandes movimientos sociales e ideológicos del siglo XX cuyo origen estaba en los pensamientos románticos del siglo anterior… dando paso al existencialismo, al realismo, y al modernismo con su nuevo concepto del sentido de la vida, del tiempo libre y modificando el papel integrador de la familia. Un Yo que ha tenido que romper moldes sociales y deshacer estereotipos arraigados en modos de vida tradicionales difíciles de cambiar. Un Yo resiliente y comprometido. Sigue leyendo De la generación del Yo a la generación del Ya.

Cumpleaños, Whatsapp, y excesos.

¡Ay, qué tiempos aquellos de los cumpleaños con los primos en casa, con los bocadillos de mantequilla y chóped, los vasos de refrescos de gaseosa “de a litro” y el mantel de hule. Ay qué tiempos aquellos donde los regalos eran pocos. Ay qué tiempos aquellos donde lo raro era el exceso y lo normal era lo bueno! Podría seguir hablando de las virtudes de esos cumpleaños tan “normales” que celebrábamos antes, pero mejor que nos sirva de entradilla para hablar de lo desmedido y de los excesos en los que actualmente estamos inmersos. Vayamos por partes: Sigue leyendo Cumpleaños, Whatsapp, y excesos.

Maldita ansiedad, o no.

La ansiedad es el síntoma estrella del siglo XXI;  la identifican, la conocen y la expresan tanto niños, adolescentes como adultos. España es el primer país del mundo (se dice pronto) en consumo de ansiolíticos y psicofármacos. Somos líderes en gestionar mal nuestras emociones, en no saber encontrar respuestas a nuestras dificultades, en ir a lo fácil, en “tómese esto, y vuelva usted mañana”.

Pero, ¿Qué es la ansiedad? ¿A qué le tenemos tanto miedo? Sigue leyendo Maldita ansiedad, o no.

Una infancia para los niños, pero sin los niños.

Educamos de manera instintiva y casi irreflexiva; forma parte del proceso de apego y de esa necesidad ‘tan nuestra’ de vivir en comunidad. Es el eslabón que continúa nuestra cadena, es ese “yo te educo como me han educado” que no siempre ha de repetirse ni en forma ni en significado. Vemos, leemos y escuchamos infinidad de opiniones que forjan las nuestras. Sumamos a lo añadido nuestro toque personal hasta desdibujar lo que era genuino para conformarnos con un resultado más o menos vistoso de puertas para fuera. Sigue leyendo Una infancia para los niños, pero sin los niños.

La realidad que oculta el cierre de los parques infantiles.

Cada vez que cerramos los parques infantiles damos una vuelta de tuerca más a la ya complicada infancia en este país. Los parques infantiles no son el problema. Desde el inicio de la pandemia no he visto a ningún colectivo más responsable que el de los niños, es más, me sigue asombrando la capacidad que han demostrado de adaptación en las aulas, porque creo sinceramente que yo sería incapaz de soportar una jornada de seis horas encerrado en un espacio reducido con una mascarilla permanentemente puesta. Todos los días felicito a mi hija y a sus amigas a la vuelta del cole; “sois mis heroínas” les digo, y sonríen agradecidas detrás de sus chulísimas mascarillas.    Sigue leyendo La realidad que oculta el cierre de los parques infantiles.

Hijos de Caín. El poder de la envidia.

Todos llevamos algo de Caín dentro, unos más controlado que otros, pero nuestro origen animal nos delata, nos supera, y nuestro peor Yo puede salir a relucir en cualquier momento; tan sólo necesitamos sentir una amenaza para dar rienda suelta a nuestras maneras más destructivas, a nuestros peores gestos, a no mirar por nadie salvo por nosotros mismos. Lo mismo hizo Caín llegado el momento. La envidia, ese veneno tan nuestro, superó todos sus principios éticos y morales haciéndose con el control imponiendo su ley de “todo para mí”. Sigue leyendo Hijos de Caín. El poder de la envidia.

Héroe de día, cobarde de noche.

Es este momento; donde nada es lo que parece y lo que parece es nada.

La realidad está en duda, en tela de juicio, en entredicho, y lleva una mentira atada al cuello apretándole en cada instante. Somos capaces de negarnos como especie racional para reafirmar nuestra parte más simplona y pérfida, la más elemental: la de andar por casa con ese talante de valiente en chándal, contra ese otro andar pesado de cobarde enfundado en su pijama. Valiente por hacer frente a lo desconocido, sabiendo que sea lo que sea, va a ser jodido. Cobarde por ser humano, por tener miedo de una consecuencia imposible de prever y que a duras penas sólo nos permite improvisar. Sigue leyendo Héroe de día, cobarde de noche.

El duelo: cómo aceptar una pérdida.

Estamos perdiendo a muchos de nuestros seres queridos de manera repentina y además en soledad. No estamos preparados para poner en cuarentena un duelo, eso es pedirnos demasiado; no podemos hacer nada, y la desesperanza nos invade sumándose a la impotencia de ni siquiera poder compartir el dolor con el resto de la familia. Es una muerte ausente, no ignorada, pero sin cerrar, sin un adiós cercano, sin una caricia amable.

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La fantasía de reagrupación. Infancia y separación familiar.

«Yo quiero que mi madre y mi padre estén juntos otra vez». Esta frase no he dejado de escucharla una y otra vez en los 25 años que llevo ayudando a niños y a niñas a aceptar y a afrontar los procesos de separación y transformación de sus familias. Me confiesan, entre risas nerviosas y lágrimas, que les dejan notas, dibujos, pequeños regalos, falsean comentarios de los unos hacia los otros, niegan la separación de sus padres delante sus amigos o engañan a todos alardeando de ser felices porque: «así tengo dos casas y me hacen más regalos; o separados por lo menos ya ellos no se pelean todo el tiempo». Sigue leyendo La fantasía de reagrupación. Infancia y separación familiar.

La familia, bien, gracias.

Cuando nada es lo que parece y lo que parece es nada más que una parte de lo que pretendías pero que al tomar conciencia de todo ya nada es como lo que querías. La familia, bien, gracias.

Cuando tus hijos te demuestran que no te van a hacer más caso del que te hacen actualmente y además ves que te siguen pidiendo dinero para vestir y salir porque saben que no vas a dejar que sean menos que los demás . La familia, bien, gracias.

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