Hijos de Caín. El poder de la envidia.

Todos llevamos algo de Caín dentro, unos más controlado que otros, pero nuestro origen animal nos delata, nos supera, y nuestro peor Yo puede salir a relucir en cualquier momento; tan sólo necesitamos sentir una amenaza para dar rienda suelta a nuestras maneras más destructivas, a nuestros peores gestos, a no mirar por nadie salvo por nosotros mismos. Lo mismo hizo Caín llegado el momento. La envidia, ese veneno tan nuestro, superó todos sus principios éticos y morales haciéndose con el control imponiendo su ley de “todo para mí”. Sigue leyendo Hijos de Caín. El poder de la envidia.