Veo niños y niñas que no saben obedecer, que carecen de lo más importante para su desarrollo como personas sanas porque estamos normalizando peligrosamente las faltas de respeto en casa y en la escuela. Los adultos nos quejamos con aspavientos de la mala educación de las nuevas generaciones, de lo poco que valoran las demasiadas cosas que les ofrecemos; nos quejamos de ellos siendo nosotros quienes hemos permitido semejante incoherencia educativa. Nos hemos inventado una moderna relación de “toma y quiéreme por lo que mucho que te doy”, y eso no es amor, eso es maleducar, y además sale muy caro. Cambiemos las normas, rescatemos el sentido común y mostremos el mejor de nuestros ejemplos.
Por una educación responsable.
Luis Aretio
¡En otro artículo puedes profundizar en eso de que «carecen»! Te leeremos con gusto.