Tres Reyes, tres regalos.

Regalar por regalar es perjudicar el desarrollo normal del juego, porque en casa no tienen juguetes no, ahora tienen jugueterías. Poner orden a este caos es tan sólo una cuestión de criterio. Si de verdad queremos que nuestros hijos valoren, respeten, cuiden, conserven, mantengan y aprecien lo que tienen, hagamos que tengan pocos pero buenos regalos. El fin de regalar es hacer feliz a quien recibe el regalo, pero si nos excedemos, les estamos enseñando que la felicidad es simplemente tener por tener, y eso no tiene nada que ver con ser felices, más bien todo lo contrario.

Los Tres Reyes

El primer Rey Mago son mamá y papá; el regalo de ponerse de acuerdo en aquello que saben que más ilusión les puede hacer. Y han de dedicarle tiempo, cariño y esmero. Es el regalo más especial porque son lo que más quieren y por quienes son más queridos, porque es una unión tan mágica como única. En caso de familias separadas, imaginad a vuestros hijos ese día poder veros juntos un ratito para darles ese regalo de Papá y Mamá; eso sí que sería un regalo de amor y respeto por quienes más se lo merecen. ¿Por qué no?

El segundo Rey Mago será la familia materna*, donde sabemos que el apego vuela a sus anchas; mamá y la mamá de mamá, eso son muchas ilusiones a la vez y todas en una. Serán quienes de corazón se pongan de acuerdo para hacer el regalo más tierno.

El tercer Rey Mago será la familia paterna*, donde reina el principio del cariño desmedido, es la familia donde papá ha crecido con quienes más le aprecian. Y serán los reyes del cielo y la tierra, del agua y el fuego, y todos a la vez le regalarán un sueño.

*Y ahí van todos incluidos: abuelos, abuelas, tíos, tías, primos, primas, padrinos, madrinas, vecinos, vecinas y demás figuras de apego, porque tanta cantidad de regalos no es buena, o dicho de otra forma, es estropearles su capacidad de juego. Las familias monoparentales harán de dos reyes a la vez, no les queda más remedio.

Los Tres Regalos:

Una idea de referencia puede ser: un juguete, un juego didáctico, y algo práctico. Lo tenemos muy fácil. Y cuanto menos haga el juguete mejor, más desarrollarán su imaginación. ¿No sería mejor que tuviesen pocas cosas pero buenas y duraderas? Sólo hay que aplicar el sentido común y poner a toda la familia de acuerdo para que compartan el regalo que le hacen entre todos. Es simple para nosotros pero sobre todo sano para ellos. Si hubiera extras, que no es de extrañar, ropa o libros a discreción, que nunca molestan y siempre gustan.

Les hacemos muchos regalos para que sean felices y no sólo no lo conseguimos sino que muchos ni lo agradecen. Algo falla. Tomemos una decisión pensando más en nuestros hijos y menos en nosotros, porque demasiadas veces nos olvidamos de ellos y nos inventamos un mundo de caprichos innecesarios. Hemos sobrevalorado algo que antes era bonito por sencillo y que poco a poco se nos ha ido de las manos. Tres Reyes, tres regalos. Feliz ilusión.

No es magia, es educación.

Luis Aretio

2 artículos relacionados:

La abundancia genera arrogancia. Cuidado con los niños.

Feliz Normalidad.

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.