La “máquina perfecta de reñir”, así definen muchos hijos a sus padres, o a esas madres que no se les pasa ni un solo detalle. Sobran ejemplos de cómo caer en la trampa de reñir por reñir, sin más, sin esperar nada a cambio; quizás te desahogas, quizás luego te arrepientas de algo, o no. Evitar este tipo de cepos que nos dejan por la casa es complicado, a veces casi imposible. Sigue leyendo En lugar de reñir…corregir, siempre.
Aprender jugando.
Confirmado, jugando se aprende mejor y lo que se aprende se adhiere a nuestra memoria de manera más eficaz; la retención visual, la memoria, la discriminación, la percepción,…todo un compendio de funciones cognitivas que mejoran con tan solo modificar la forma en que se inician nuestros hijos/alumnos más pequeños a la adquisición de las destrezas académicas más formales.
No hay que quemar las sillas, hay que usarlas para jugar al tren, no hay que retirar las mesas, hay que amontonarlas para jugar a los castillos, no hay que hacer que se sienten para rellenar fichas, hay que dejar que sientan esas fichas; que la tiza se convierta en polvo de hadas y los lápices en varitas mágicas. Que si hay notas que sean musicales, y las calabazas para hacer manualidades… que se suspendan solo los planetas de colores desde el techo…que estrellar solo sea lo que ocurre cuando cerramos los ojos e imaginamos un universo lleno de nuevas ideas…
No hay que cambiar tanto, tan solo reinterpretar lo que somos y lo que tenemos a nuestro alcance, ya sean los materiales o las personas que permiten la labor docente, y un favor, las familias estamos para colaborar, siempre, no para poner en duda la labor profesional de nadie. Mejor todos a una…
Aprender jugando.
Confirmado, jugando se aprende mejor y lo que se aprende se adhiere a nuestra memoria de manera más eficaz; la retención visual, la memoria, la discriminación, la percepción,…todo un compendio de funciones cognitivas que mejoran con tan solo modificar la forma en que se inician nuestros hijos/alumnos más pequeños a la adquisición de las destrezas académicas más formales. Sigue leyendo Aprender jugando.
¡Asperger serás tú!
Tenemos la responsabilidad de cuidar, educar y formar personas, pero nos obcecamos con las carencias y con las diferencias y nos perdemos en los laberintos sin salida del diagnóstico, mirando a la persona como si fuera el resultado de una tara, como si los demás fuésemos los ¿normales? Quien esté libre de miedos, que tire la primera piedra quien esté libre de prejuicios.
Dentro del Trastorno Generalizado del Desarrollo -TGD- está el Trastorno de la Comunicación Social –TCS-, dentro del TCS está el Trastorno de Espectro Autista –TEA-, dentro del TEA está el Autismo, dentro del Autismo se diferencia el Asperger, dentro del Asperger están los Altos Funcionales, y dentro el Trastorno Semántico-Pragmático, (más o menos).
A la persona, después de tanta etiqueta, casi ni la vemos.
Un Asperger puede resultar pesado, ¿y tú no? Un Asperger puede repetir mil veces lo mismo, ¿y tú no? Un Asperger maneja con dificultad la empatía, ¿y tú no? Un Asperger se equivoca con frecuencia, ¿y tú no?
¡Un Asperger tiene manías y fobias, y tú también!
No es magia, es educación.
Luis Aretio
La educación en España, ni es de hielo ni es Finlandia
Muchos son los comentarios vertidos sobre el sistema educativo finlandés como modelo y referencia a seguir, pero yo me pregunto: ¿hay algún finlandés en la sala? Imagino que no, que todos somos y seremos más bien de por aquí, y todos sabemos que Finlandia no hace frontera con España.
Pues bien, dejemos el modelo finlandés para cuando estemos preparados para afrontar una hazaña social de tales dimensiones.
En Finlandia el respeto por las personas y por su entorno roza lo exquisito; aquí no, aquí ni nos acercamos a eso, todavía. En Finlandia cuando los primeros padres van a dejar a sus hijos al colegio, aparcan en los últimos lugares para que quien venga un poco más tarde, su hijo pueda llegar con tiempo a clase por haber encontrado parking cercano a la puerta; aquí no, aquí nos apelotonamos en torno a la entrada, creamos un atasco tremendo con nuestros coches, y si alguien llega tarde casi todos pensamos que “debería haber salido antes”.
El ejemplo de civismo, responsabilidad, concienciación y respeto del pueblo finlandés es lo que deberíamos perseguir, no seguir, perseguir pues tengo la sensación de que “vamos tarde y algo torcidos”.
Cuando seamos capaces de avanzar y evolucionar hacia esquemas de relaciones basados en el respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás, hacia el patrimonio urbanístico y cultural, hacia la naturaleza, su sostenibilidad con el entorno,… cuando nos preparemos para acercarnos a este modelo de convivencia, es cuando podremos plantearnos implementar el sistema educativo finlandés tan famoso en nuestros centros educativos; y es famoso no por casualidad, lo es por su mentalidad y su buen gusto, y no sólo por sus gestores; aquí, nuestros gestores, arrastran las mismas carencias que los ciudadanos de a pié, nosotros.
No hay profesión que exija más preparación que la de ser maestro o profesor, en Finlandia, pero aquí se preparan también para soportar a muchos alumnos que no saben ni porqué están escolarizados o no lo quieren estar, y además se les exige que hagan de educadores, ya que muchos de ellos presentan notables carencias en habilidades sociales y respeto. Y si el alumno fracasa “es porque el centro educativo no hace bien las cosas”…y nos quedamos todos de hielo, tan tranquilos, viendo como el sistema se justifica a sí mismo…”unos por otros, y la casa sin barrer”.
Adoptemos nuevas formas de educar a nuestros hijos, afiancemos las bases del respeto por lo público y lo privado como un bien de todos, preparémonos para transmitir a nuestras nuevas generaciones que lo importante no son los resultados, sino los procesos. Si una persona se siente bien, seguro que responde con buenos resultados, y si no es así, hagamos algo entre todos para que supere esa dificultad y avance en el sistema educativo arropado por todos los agentes que participamos directa o indirectamente de sus procesos educacionales.
No es magia, es educación.
Luis Aretio
Una presentación… “de altura”
Jueves 5 de Junio de 2014: Día Internacional del medio ambiente.
Coincidiendo con esta fecha tan significativa, hemos dado nuestro primer paso hacia nuestro objetivo, presentar nuestro nuevo proyecto psicopedagógico: Autoescuela para Padres.
De altura porque lo celebramos con un evento a 45 metros, en la sala Parasol del restaurante Gastrosol, en la “Seta de Sevilla”. Instituciones, empresas colaboradoras, contactos, familia y amigos, dedicamos un tiempo para dar a conocer al detalle los “entresijos” del proyecto, para hablar de algo que nos interesa a todos: educación, innovación y emprendimiento.
Todo salió a “pedir de boca”, los engranajes están listos para conectarse y comenzar a transmitir un movimiento pausado, coherente y constante que nos permita acercarnos a nuestro primer objetivo previsto para septiembre: ofrecer productos y servicios psicopedagógicos para las familias, los centros educativos y los profesionales.
Tras una hora de presentación “mágica” todos los presentes nos quedamos “alternando” impresiones y buenas viandas; entre todos y en un marco único, completamos el evento con la satisfacción y el agrado de haber conseguido nuestro propósito, que no era otro que el de reunir bajo una misma necesidad, a todo un abanico de agentes socializadores: médicos pediatras, orientadores escolares, representantes de asociaciones de padres y madres, maestros, profesores, gestores, creadores de contenidos, empresas del sector educacional, instituciones, periodistas, creativos, familias, madres y padres muchos de nosotros…y todos de acuerdo con una necesidad cada vez más demanda por nuestra sociedad: Educación para Todos.
Gracias desde este espacio a todos los que han participado y a todos los que por un motivo u otro han querido pero no han podido estar, pero que estamos seguro que en próximos eventos estarán. Gracias por vuestro tiempo, apoyo y atención. Gracias por vuestros ánimos, recursos y dedicación.
¿Damos un paseo?
Luis Aretio
Director de Grupo Educo.
Poder o no poder…
Poder o no poder, he ahí la cuestión.
¿Te suena la expresión “no puedo con mi hijo/a”?
Llevo 25 años dedicados a la psicología infantil, y no tan infantil…adolescentes, adultos, parejas, familias, instituciones, etc…y no he dejado de escuchar esta expresión con demasiada frecuencia.
La edad en que las personas tenemos el primer hijo se ha retrasado hasta los 31 años, si esa frase la escuchamos habitualmente en padres primerizos con hijos de tres años, resulta que sus padres tendrán ya 34, la cuestión es ¿de qué sirve a los padres tener 30 años más de experiencia que sus hijos? ¿No han tenido tiempo para formarse o prepararse?
Pues no, parece que no hemos tenido ¿tiempo? de darnos cuenta de lo importante que es saber y conocer cuáles serán las necesidades futuras tanto de nuestros hijos, como de las dificultades a las que se tendrá que enfrentar la pareja o familia derivadas del esfuerzo de educar y mantener una Familia.
Tenemos una manía muy extendida de buscar las soluciones cuando tenemos el “problema instalado en casa”. Bajo estas circunstancias, pensar con claridad y, sobre todo, actuar con calma, no es precisamente fácil; todo lo contrario, al encontrarnos con las dificultades tendemos a perder la objetividad, a querer encontrar soluciones rápidas que nos permitan restablecer el equilibrio y poder volver a la “normalidad” ¡lo antes posible!. Y, claro, no suele ser muy eficaz para ninguna de las partes actuar bajo estados emocionales de estrés, presión y además mucha exigencia a veces auto-impuesta por el entorno, por la presión social, por el “que dirán o pensarán”.
No se trata de poder o no poder, se trata de saber y también de querer aprender. Aprender la mejor manera de entender y afrontar el abanico de dificultades naturales e inevitables asociadas a la educación y a la vida en familia. Se trata de anticiparnos a los problemas, a capacitarnos para intuir las mejores soluciones adaptadas a las características irrepetibles de cada familia.
Educar implica, entre muchas acepciones, desarrollar un “arte” que no está escrito, que no tiene forma ni contenido; esa capacidad debe crecer y evolucionar conforme lo hagan también los hijos; no ocuparnos de formarnos como padres, sería como entregar un coche a una persona que nunca nadie le ha enseñado a conducir, el caos está “servido”.
No es poder con el niño/a, es aprender a “guiar su futuro”.
¿Damos un paseo?
Luis Aretio
Director de Grupo Educo.
Historia de una idea
Todo surge de una reflexión basada en el desarrollo cotidiano de mi labor profesional con niños y sus familias de origen, tanto en mi consulta como en los centros escolares.
Surge de la extendida creencia de que “educar es muy difícil”: la dificultad se centra en tener una cierta garantía sobre si estamos actuando de manera correcta con nuestros hijos: ¿lo estaremos haciendo bien? ¿Dónde está el manual de instrucciones?
Partiendo de estas reflexiones llegamos a la conclusión de que no existe un lugar físico definido por y para la formación en la educación familiar básica. Ni siquiera nos exigen una edad mínima, ni una preparación previa… ¿todo vale? ¿Quién asume luego las consecuencias de un posible fracaso?
¿Por qué no lanzar la idea de un Carnet para Padres? Del mismo modo que nos exigen carnets para casi todo, ¿sería viable la implantación de un Carnet adaptado a estas poco atendidas circunstancias? Siempre, partiendo del respeto al derecho que nos otorga la constitución Española respecto a la libertad individual de formar una familia; y no, ¡No es un Carnet para Padres!, es un proceso de formación y educación, lo otro sería banalizar algo tan sensible y trascendente como es la educación de nuestros hijos/as.
¿Si hemos pasado en poco tiempo de familias numerosas a familias reducidas, y disponemos de una “flamante” red de recursos socio-sanitarios? ¿Por qué resulta tan contundente la expresión de que “educar es muy difícil”?
Autoescuela para Padres se posiciona como un recurso para aquellas familias que “funcionan” adecuadamente, pero que sienten la necesidad de mejorar y profundizar en los procesos de educación de todos sus miembros; además ayuda a acercar la psicopedagogía a un gran sector de la población que aún presenta grandes resistencias a la hora de buscar ayuda profesional ante las dificultades y obstáculos propios del formar y crecer como núcleo familiar. Facilita el proceso de formación desmitificando la idea de “ir al psicólogo”.
A partir de la concreción de la idea original como un “híbrido entre una autoescuela tradicional y un gabinete de psicología”, surge la variación de cambiar el vehículo de motor por la bicicleta, adaptando la imagen del proyecto a una coherencia con sus formas y contenidos: emociones, familiaridad, sostenibilidad, ocio en familia…
Resume en un proceso conocido universalmente, la esencia de la necesidad de capacitarnos para algo tan importante como “conducir” el futuro de nuestros hijos con la seguridad y confianza que se merece.
¿Damos un paseo?
Luis Aretio
Director de Grupo Educo